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viernes, 30 de octubre de 2009

Dreams



Oh my life is changing everyday
Every possible way
Though my dreams, it's never quite as it seems
Never quite as it seems

I know I felt like this before
But now I'm feeling it even more
Because it came from you

Then I open up and see
The person fumbling here is me
A different way to be

I want more, impossible to ignore
Impossible to ignore
They'll come true, impossible not to do
Impossible not to do

Now I tell you openly
You have my heart so don't hurt me
For what I couldn't find

Talk to me amazing mind
So understanding and so kind
You're everything to me

Oh my life is changing everyday
Every possible way
Though my dreams, it's never quite as it seems
'cause you're a dream to me
Dream to me

martes, 27 de octubre de 2009

Hora inmensa

[Fragmento del poema hora inmensa]
de Juan Ramón Jiménez]

Sólo turban la paz una campana, un pájaro…
Parece que los dos hablan con el ocaso.

Es de oro el silencio. La tarde es de cristales.
Mece los frescos árboles una pureza errante.
Y, más allá de todo, se sueña un río límpido
que atropellando perlas, huye hacia lo infinito…

¡Soledad! ¡Soledad! Todo es claro y callado…
Sólo turban la paz una campana, un pájaro…

El amor vive lejos… Sereno, indiferente,
el corazón es libre. Ni está triste, ni alegre.
Lo distraen colores, brisas, cantos, perfumes…
Nada como en un lago de sentimiento inmune…
Sólo turban la paz una campana, un pájaro…
¡Parece que lo eterno se coje con la mano!

lunes, 26 de octubre de 2009

Analyse

Esta canción la ponían cuando estaba en la preparatoria, de echo la pasaban poco, pero me gustaba mucho :)



Close your eyes close your eyes
Breathe the air out there
We are free, we can be wide open

For you opened my eyes, to the beauty I see
We will pray, we will stay wide open

Don't analyse, don't analyse
Don't go that way, don't live that way
That would paralyse your evolution

La ah ah this greatest moment
La ah ah this greatest day
La ah ah the greatest love of them all

Close your eyes, close your eyes
Breathe the air, out there
Fantasize, fantasize we are open

For you opened my eyes, to the beauty I see
We will pray, we will stay together

La ah ah this greatest moment
La ah ah this greatest day
La ah ah the greatest love of them all

viernes, 23 de octubre de 2009

Sintaxis

Un hombre mirando fijamente sus ecuaciones dijo que el universo tuvo un comienzo.
Hubo una explosión, dijo.
Un estallido de estallidos, y el universo nació.
Y se expande, dijo.
Había incluso calculado la duración de su vida: diez mil millones de revoluciones de la Tierra alrededor del Sol.
El mundo entero aclamó;
hallaron que sus cálculos eran ciencia.
Ninguno pensó que al proponer que el universo comenzó,
el hombre había meramente reflejado la sintaxis de su lengua madre;
una sintaxis que exige comienzos, como el nacimiento, y desarrollos, como la maduración,
y finales, como la muerte, en tanto declaraciones de hechos.
El universo comenzó,
y está envejeciendo, el hombre nos aseguró,
y morirá, como mueren todas las cosas,
como él mismo murió luego de confirmar matemáticamente
la sintaxis de su lengua madre.

La otra sintaxis

¿El universo, realmente comenzó?
¿Es verdadera la teoría del Gran Estallido?
Éstas no son preguntas, aunque suenen como si lo fueran.
¿Es la sintaxis que requiere comienzos, desarrollos y finales en tanto declaraciones de hechos, la única sintaxis que existe?
Ésa es la verdadera pregunta.
Hay otras sintaxis.
Hay una, por ejemplo, que exige que variedades de intensidad sean tomadas como hechos.
En esa sintaxis, nada comienza y nada termina;
por lo tanto, el nacimiento no es un suceso claro y definido,
sino un tipo específico de intensidad,
y asimismo la maduración, y asimismo la muerte.
Un hombre de esa sintaxis, mirando sus ecuaciones, halla
que ha calculado suficientes variedades de intensidad para decir con autoridad
que el universo nunca comenzó
y nunca terminará,
pero que ha atravesado, atraviesa, y atravesará
infinitas fluctuaciones de intensidad.
Ese hombre bien podría concluir que el universo mismo
es la carroza de la intensidad
y que uno puede abordarla
para viajar a través de cambios sin fin.
Concluirá todo ello y mucho más,
acaso sin nunca darse cuenta
de que está meramente confirmando
la sintaxis de su lengua madre.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Muerte sin fin

[Fragmento del poema de José Gorostiza Muerte sin fin.]

Ay, una ciega alegría,
un hambre de consumir
el aire que se respira,
la boca, el ojo, la mano;
estas pungentes cosquillas
de disfrutarnos enteros
en un solo golpe de risa,
ay, esta muerte insultante,
procaz, que nos asesina
a distancia, desde el gusto
que tomamos en morirla,
por una taza de té,
por una apenas caricia.

domingo, 4 de octubre de 2009

Luna de marzo

Al final del día cero, mientras buscaba consuelo y consejo con la Luna ella me dijo: … confesar un amor, no creo que jamás tenga algo de malo, en lo absoluto, aún cuando no sea correspondido, uno debe amar así, sin pedir nada a cambio, pero luchando por él y en determinado momento saber reconocer que se ha perdido … pero solo la oportunidad de amar a esa persona … no de amar …

sábado, 3 de octubre de 2009

El viaje definitivo

El post anterior (Viaje a Ixtlán) habla sobre … (no se) pero el sentimiento en resumen esta en este poema (que también esta incrustado en el post anterior) que ahora tiene su propia pagina.
Autor: Juan Ramón Jiménez

…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico…

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.

viernes, 2 de octubre de 2009

Viaje a Ixtlán

[Fragmento tomado del Viaje a Ixtlán de Carlos Castaneda]

Don Genaro me miró con ojos penetrantes y luego volvió la cabeza para observar la distancia, hacia el sur.

-Nunca llegaré a Ixtlán -dijo.

Su voz era firme pero suave, casi un murmullo.

-Pero en mis sentimientos . . . en mis sentimientos pienso a veces que estoy a un solo paso de llegar. Pero nunca llegaré. En mi viaje, ni siquiera encuentro los sitios que conocía. Nada es ya lo mismo.

Don Juan y don Genaro se miraron. Había algo muy triste en sus ojos.

-En mi viaje a Ixtlán sólo encuentro viajeros fantasmas -dijo suavemente don Genaro.

No entendí a qué se refería. Miré a don Juan.

-Todos aquellos con los que Genaro se encuentra en su camino a Ixtlán son nada más seres efímeros -explicó don Juan-. Tú, por ejemplo. Eres un fantasma. Tus sentimientos y tu ansiedad son los de la gente. Por eso dice que sólo se encuentra viajeros fantasmas en su viaje a Ixtlán.

De pronto me di cuenta de que el viaje de don Genaro era una metáfora.

-Entonces, su viaje a Ixtlán no es real -dije.

-¡Es real! -repuso don Genaro-. Los viajeros no son reales.

Señaló a don Juan con un movimiento de cabeza y dijo enfáticamente:

-Éste es el único que es real. El mundo es real sólo cuando estoy con éste.

Don Juan sonrió.

-Genaro te contaba su historia -dijo- porque ayer paraste el mundo, y él piensa que también viste, pero eres tan tonto que tú mismo no lo sabes. Yo le digo que eres un ser muy raro, y que tarde o temprano verás. De cualquier modo, en tu próximo encuentro con el aliado, si acaso llega, tendrás que luchar con él y domarlo. Si sobrevives al choque, de lo cual estoy seguro, pues eres fuerte y has estado viviendo como guerrero, te encontrarás vivo en una tierra desconocida. Entonces, como es natural para todos nosotros, lo primero que querrás hacer es volver a Los Ángeles. Pero no hay modo de volver a Los Ángeles. Lo que dejaste allí está perdido para siempre. Para entonces, claro, serás brujo, pero eso no ayuda; en un momento así, lo importante para todos nosotros es el hecho de que todo cuanto amamos, odiamos, o deseamos ha quedado atrás. Pero los sentimientos del hombre no mueren ni cambian, y el brujo inicia su camino a casa sabiendo que nunca llegará, sabiendo que, ningún poder sobre la tierra, así sea su misma muerte, lo conducirá al sitio, las cosas, la gente que amaba. Eso es lo que Genaro te dijo.

La explicación de don Juan fue como un catalizador; el pleno impacto de la historia de don Genaro me golpeó súbitamente cuando empecé a relacionar el relato con mi propia vida.

-¿Y las personas que yo quiero? -pregunté a don Juan-. ¿Qué les va a pasar?

-Todas se quedarán atrás -dijo.

-¿Pero no hay manera de recuperarlas? ¿Podría yo rescatarlas y llevarlas conmigo?

-No. Tu aliado te llevará, a ti solo, a mundos desconocidos.

-Pero yo podré volver a Los Ángeles, ¿no? Podría tomar el autobús o un avión e ir allí. Los Ángeles seguirá allí, ¿no?

-Seguro -dijo don Juan, riendo-. Y también Manteca y Temecula y Tucson.

-Y Tecate -añadió don Genaro con gran seriedad.

-Y Piedras Negras y Tranquitas -dijo don Juan, sonriendo.

Don Genaro agregó más nombres y lo mismo hizo don Juan; ambos se dedicaron a enumerar una serie de hilarantes e increíbles nombres de ciudades y pueblos.
-Dar vueltas con tu aliado cambiará tu idea del mundo -dijo don Juan-. Esa idea es todo, y cuando cambia, el mundo mismo cambia.

Me recordó que una vez le había leído un poema y quiso que se lo recitara. Citó unas cuantas palabras y me acordé de haberle leído unos poemas de Juan Ramón Jiménez. El que tenía en mente se titulaba "El viaje definitivo". Lo recité:

…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico…

-Ése es el sentimiento de que habla Genaro -dijo don Juan-. Para ser brujo, hay que ser apasionado. Un hombre apasionado tiene posesiones en la tierra y cosas que le son queridas, aunque sea nada más que el camino por donde anda.

"Lo que Genaro te dijo en su historia es precisamente eso. Genaro dejó su pasión en Ixtlán: su casa, su gente, todas las cosas que le importaban. Y ahora vaga al acaso por aquí y allá cargado de sus sentimientos; y a veces, como dice, está a punto de llegar a Ixtlán. Todos nosotros tenemos eso en común. Para Genaro es Ixtlán; para ti será Los Ángeles; para mi…

No quise que don Juan me hablara de sí mismo. Hizo una pausa como si hubiera leído mi pensamiento.

Genaro suspiró y parafraseó los primeros versos del poema.

-Me fui. Y se quedaron los pájaros, cantando.

Durante un instante sentí que una oleada de zozobra y soledad indescriptible nos envolvía a los tres. Miré a don Genaro y supe que, siendo un hombre apasionado, debió haber tenido tantos lazos del corazón, tantas cosas que le importaban y que sin embargo dejó atrás. Tuve la clara sensación de que en ese momento la fuerza de su recuerdo iba a precipitarse en talud, y que don Genaro estaba al filo del llanto.

Aparté con premura los ojos. La pasión de don Genaro, su soledad suprema, me hacían llorar.

Miré a don Juan. Él me observaba.

-Sólo como guerrero se puede sobrevivir en el camino del conocimiento -dijo-. Porque el arte del guerrero es equilibrar el terror de ser hombre con el prodigio de ser hombre.

Contemplé a los dos, uno por uno. Sus ojos eran claros y apacibles. Habían invocado una oleada de nostalgia avasalladora y, cuando parecían a punto de estallar en apasionadas lágrimas, contuvieron la marea. Creo que, por un instante, vi. Vi la soledad humana como una ola gigantesca congelada frente a mí, detenida por el muro invisible de una metáfora.

Mi tristeza era tanta que me sentí eufórico. Abracé a los dos.

Don Genaro sonrió y se puso en pie. Don Juan también se levantó, y colocó suavemente la mano en mi hombro.

-Vamos a dejarte aquí -dijo-. Haz lo que te parezca correcto. El aliado te estará esperando al borde de aquel llano.

Señaló un valle oscuro en la distancia.